Obtener la etiqueta significa que un organismo oficial independiente ha comprobado que el producto cumple con unos estrictos criterios ecológicos definidos por la Unión Europea.
Estos criterios vienen determinados por el análisis del ciclo de vida del producto, lo que implica que se tienen en cuenta todos los factores ambientales «desde la cuna a la tumba», es decir, se investiga el impacto ambiental de los materiales y recursos empleados, el proceso de fabricación, el uso y consumo, y la eliminación del producto.
Para conceder la Etiqueta Ecológica Europea se tiene en cuenta por tanto, el uso de recursos naturales y energía, el ruido, las emisiones al aire, la contaminación del agua, los residuos que se generan, su eliminación y los efectos en los ecosistemas.
Se garantiza que los productos siguen manteniendo la calidad ambiental mediante evaluaciones y revisiones periódicas del cumplimiento de los criterios por parte del organismo oficial competente.